sábado, 7 de julio de 2012

La Carta de la Tierra y nuestra responsabilidad personal


UNIVERSIDAD PARA LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL

ENSAYO SOBRE LA CARTA DE LA TIERRA

 Ramiro Fonseca Macrini,  Julio, 2012


 La Carta de la Tierra y nuestra actuación política individual

Normalmente escuchamos en supermercados, autobuses, bares, TV, radio una serie de críticas hacia “los políticos”. Ellos son los que tienen la culpa de la subida en el costo de la vida, de la platina y del cráter, del descalabro de las finanzas públicas, de sus altos salarios, de la no aprobación de leyes necesarias, o, por el contrario, de la aprobación de leyes innecesarias y, por supuesto, de los malos ejemplos en materia de quebranto de leyes impunemente, evasión de impuestos, apropiación indebida de fondos públicos (corrupción) y, por supuesto del derretimiento de los glaciares, del aumento del nivel de los océanos, de la baja de su salinidad –lo que provoca mayores tormentas y ciclos irregulares de lluvias y sequías-, del no tratamiento de la basura y de la contaminación de los acuíferos.

Al respecto quisiera hacer una reflexión. En primer lugar rescatar la definición de Aristóteles de que el ser humano es un “animal político” (zóon politikon) en el sentido de que puede relacionarse con otros de su misma especie para crear condiciones que permitan la convivencia en ciudades, estados y comunidades, lo cual, según este pensador, era necesario por la naturaleza humana. Esta condición de
animal “negociador” suponía dos cosas: una transmisión de saberes (no comenzar siempre desde cero), o sea educar, y, por otro lado, una condición de ética social que se formaba precisamente con la convivencia.

Por tanto, en sus remotos orígenes, el término político no era aplicado, ni a los que detentaban el poder –o lo perseguían-, sino a todos los seres humanos en el sentido de que podían crear condiciones que propiciaban la salud, el bienestar, la conservación de la vida pero no solo individual sino en términos sociales y, ahora entendemos mejor, en términos de ecosistemas globales.

Ahora que descalificamos a las personas que tienen cargos públicos por elección popular, y que hemos hecha peyorativa la política, vale la pena recordar que cada uno de nosotros es un político – más exactamente como decía Aristóteles, un animal político-.

Efectivamente, la causa de que las cosas salgan mal no es, principalmente, porque las personas “malas” actúen en forma inadecuada, sino que las personas “buenas” no actúan. En ese sentido, todos somos responsables, por nuestros patrones de consumo, por nuestra indiferencia para actuar en todo lo que achacamos a los “políticos” y que señalé más arriba.

La Carta de la Tierra es una propuesta, consensuada por muchas personas de diversos credos religiosos y políticos, culturas y estatus sociales diferentes, para hacer valer “el poder de uno” (http://www.youtube.com/watch?v=tN2afYN0OhA) y permitirnos convivir en forma sostenible con nuestro entorno.

En ese sentido, esta gran propuesta, grande por su sencillez y por la humildad con que ha sido redactado el texto final, nos propone una guía, sí  social, sí política pero también personal y directa. La pregunta que hay que contestar es ¿Qué haré yo?, y que no se nos diga, como una niña a su padre “tus acciones gritan tanto que no me permiten escuchar tus palabras”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario